sábado, 26 de marzo de 2011

Cisne Negro



Mi particular monográfico sobre el cine de Darren Aronofsky finaliza hoy con "Cisne negro", su última película estrenada este año y que le valió varias nominaciones a los Oscar y la preciada estatuilla para su protagonista principal, Natalie Portman. Se trata de un thriller psicológico que nos traslada al competitivo mundo de la danza, donde el talento se une al esfuerzo para hacerse con un hueco entre lo más selecto del ballet.
Natalie Portman se mete en la piel de Nina, una bailarina tímida que vive por y para la danza. Su obsesión es compartida por su madre (Barbara Hershey), que sobreprotege a su hija deseando que llegue a convertirse en la gran bailarina que ella no pudo ser al quedarse embarazada. La ocasión se presenta con motivo del nuevo montaje de "El lago de los cisnes", cuando el director de la compañía, interpretado por Vincent Cassel, la selecciona para el papel protagonista.
Y Nina es un cisne blanco ideal pero su transformación en cisne negro requiere aptitudes que nadie cree que ella posea. No debe ser buena sólo en la ejecución, sino también en la fuerza que imprima a sus pasos, en lo que transmita cada movimiento, en cada giro de muñeca, cada expresión de su rostro. Su cuerpo puede lograrlo, pero su mente trabaja al límite de sus posibilidades y en su camino comienzan a aparecer sus fantasmas y miedos personales. Su ansia por no defraudar a nadie, por ser mejor que las demás, por obtener todo ese éxito que admira en otras estrellas de la danza, por ser, en definitiva, una bailarina perfecta, le hace perder el sentido de la realidad y balancearse peligrosamente al borde del abismo.
Nada que objetar a la interpretación de Natalie Portman, aunque a mí no me emocionó y pienso que la transición de cisne blanco a cisne negro no se puede conseguir sólo frunciendo el ceño. Personalmente me aportó más Vincent Cassel e incluso Mila Kunis, actriz a la que no conocía y que me parece que dota a su personaje de muchísima naturalidad. Además, en ocasiones la actitud de la madre con Nina me recordó a Piper Laurie en "Carrie", lo que me hizo perder la concentración en momentos cruciales del film.
La película en sí está bien pero para mí le falta algo. Tuve con ella la misma sensación que con "Réquiem por un sueño": la historia es buena, el envoltorio es maravilloso, la forma de contarlo correcta… pero algo falla en el engranaje para que una película desgarradora no me emocione, no me sacuda por dentro. En mi caso "Cisne negro" no lo hizo, así que para mí se queda en una buena película sin más.
Como es habitual en Aronofsky la cinta tiene algunas escenas excesivas en el aspecto visual, que pueden llegar a saturar al espectador, sobre todo cuando la historia y su desarrollo no nos seducen desde el principio. El desenlace es tremendamente obvio aunque tampoco creo que el factor sorpresa se planteara como parte de esta producción. Es por ello que hay partes de la cinta que se sitúan en el medio del camino hacia ninguna parte. No llega a aburrir pero sí a impacientar un poco esperando a que ocurra algo más de lo que vemos. En definitiva, conviene verla pero tampoco me pareció esa obra maestra de la que muchos hablan.

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